ESTAS SON LAS ULTIMAS 10 ENTRADAS DE DISCOS DEL DÍA QUE VOY COLOCANDO EN EL FACEBOOK.
Pavlov's Dog – At The Sound Of The Bell (Columbia 1975)
El rock progresivo siempre ha sido característico de Europa, en muy pocas ocasiones casos de grupos de esta índole en Estados Unidos han causado demasiada sorpresa, ya que, invariablemente, acababan acercándose al AOR o incluso al heavy metal. Excepción notable es la de Pavlov's Dog, banda de St. Louis que asimilaba las enseñanzas de los grupos progresivos británicos, especialmente los del sello Charisma (Genesis, Van Der Graaf Generator...) y lograban un climax en sus discos esmerado y casi metamático. Ricos en matices y arreglos, poseían una extraordinaria voz en su cantante y líder, David Surkamp, quién elaboraba unos difíciles registros para elevar a la cúspide canciones extensas y mágicas. Hicieron dos únicos Lp's, siendo su segundo disco una obra bien temperada que gana con el paso de los años y muestra el porqué un grupo americano como ellos llegaba a lo excelso mientas otros se quedaban en la anécdota (como Kansas, por poner un ejemplo). Abrumadores.
Hamilton, Joe Frank & Reynolds – Hamilton, Joe Frank & Reynolds (ABC/Dunhill 1970)
Dan Hamilton, Joe Frank Carollo y Tommy Reynolds empezaron en el circuito de bandas surf de Los Angeles, teniendo cierta relevancia con los T-Bones. Pero ellos estaban más interesados en el sonido soul negro y en ciertos toques sureños, inspirándose en grupos como Three Dog Night, por eso su primer Lp recogía esas esencias. En lugar de tomar un nombre común como grupo, prefirieron poner sus apellidos es este trabajo rotundo de soul blanco que te atrapa al instante. Canciones diáfanas y contagiosas que rebosan alegría y que son portadoras de unos arreglos de viento incontestables, además de leves acercamientos al sonido latin. Producidos por Steve Barri, amigo personal y colaborador de P.F. Sloan, el resultado global de este LP es absolutamente memorable, cosa que no pudieron igualar en sus dos siguientes discos. Sin desperdicio desde el primer corte al último.
Bulldog - Bulldog (Decca 1972)
De las cenizas de los Rascals (anteriormente Young Rascals) nace esta banda de power-pop clasificable junto a Raspberries o Big Star, aunque con un posicionamiento muy neoyorquino. Dino Danelli era uno de los músicos que más aportaron a los Lp's conceptuales de Rascals, los más psicodelicos, pero cuando Felix decidió marchar por otros terrenos, él insistió con un grupo menos complicado y más directo. Y nació Bulldog, otra formación de italoamericanos con pasión por la melodía. Aunque su experiencia les situó como grupo a tener en cuenta, la coyuntura de aquellos años les condenó al oscurantismo, ya que, a principios de los 70, el pop, por muy musculoso que fuera, no estaba bien visto. Afortunadamente el paso de los años no sólo es un verdugo, también sitúa al artista en su condición. Gran disco sin pretensiones, como debe ser el pop, el bueno.
Radio Stars – Songs For Swinging Lovers (Chiswick Records 1977)
Andy Ellison era un viejo conocido del pop londinense; él había militado en John's Children y había incitado a Marc Bolan a que hiciera algo con ese puñado de canciones folk que tenía agazapadas en la mochila. Luego, en plena eclosión Glam, se invento un artilugio llamado Jet, con un soberbio disco que pasó sin pena ni gloria. Reivindicado por David Bowie o Iggy Pop, entre otros muchos, se dejó cautivar por el incipiente sonido Punk y conoció a un compositor de robustas canciones del género, Martin Gordon; así nacieron los Radio Stars, amparados en el impecable sello Chiswick, que les publicó dos LP's tremendos, urgentes y rabiosos; dos discos que combinaban la fiereza mod de los sesenta (de la que era conocedor Andy), con la tensión del momento. El resultado fue absolutamente perfecto.
John Sebastian – The Four Of Us (Reprise 1971)
Tuvo que llevar la losa de haber sido el líder de una de las bandas más prominentes del pop americano de los 60, The Lovin' Spoonful, el auténtico grupo de Nueva York o, por lo menos, del Greenwich Village. Sus discos con aquél grupo son insustituibles, difícilmente superables y cargados de sensibilidad; decenas de canciones llevaban su rubrica y sellaban una época inigualable. Pero John Sebastian se convirtió al movimiento hippie, fue un defensor altivo del pensamiento e inició una carrera en solitario inspirándose en sus amigos de la Costa Oeste. El resultado no fue nada malo, al contrario, sus discos y sus apariciones en festivales como Woodstoock corroboraban su actitud y demostraban que no había perdido inspiración. Pero eran demasiado acústicos, demasiado Crosby, o Stills o, incluso, Young sin electricidad; es decir, naufragaban en busca de esas melodías excitantes que tenían sus canciones con Lovin' Spoonful. Hasta que llegó su tercer disco, donde volvía a recuperar su estilo, entre el Lennon más lúcido y el Ray Davies más entrañable. Quizá, como nadie se esperaba su retorno al pop mayúsculo, el disco pasó sin pena ni gloria, pero él lo hizo de nuevo, nos volvió a conmover con sus estribillos enternecedores.
Sleepy Hollow - Sleepy Hollow (Family Productions 1972)
Si no llega a ser por el interés del sello Cherry Red en buscar las cintas originales para reeditar este LP (aunque ha sido sólo en CD), estaríamos hablando de un disco del cual su existencia sólo consta para un puñado de coleccionistas. Sleepy Hollow eran un trio americano de la Costa Este que conectaban con la ideología pop de Badfinger y cuyas canciones tenían un poso tremendamente Beatle. Pero no eran una rara avis; seguramente si les hubieran dado un poco de cobertura, este Lp se hubiera vendido muy bien, porque era un disco atrayente para el público de canciones pop en la línea de la última época de los Beatles. Poco más se puede decir, excepto que es un álbum exquisito, bien arreglado, sin sobras y, desde luego, muy caro en su edición de vinilo original.
Disfrutadlo, os quedaréis embobados.
Eric Burdon & War – Eric Burdon Declares "War" (MGM 1970)
Todas las encarnaciones de Eric Burdon eran sorprendentes; él siempre fue el británico con alma negra más auténtico de las islas.Tras sus primeros álbumes con los Animals, en la tesitura R&B típicamente inglesa, descubrió las esencias de la experimentación, especialmente al conocer personalmente a Jimi Hendrix, lo que le incitó a montar sus nuevos Animals, con varios discos a su espalda que quitaban el hipo, literalmente. Pero Burdon era inquieto y, tras afincarse definitivamente en los USA, contactó con una banda formidable de funk, War, que habían hecho una serie de discos espectaculares de música negra del ghetto; antes habían hecho discos con el nombre de Señor Soul, ya que tenían miembros latinos en sus filas. El resultado de esa fusión de talentos dio lugar a una mezcla dinámica de Soul, Funk, Psicodelia y experiencias que aturdían, cuanto menos. Canciones propias y adaptaciones que desmontaban las originales como en un artilugio de laboratorio. Aunque es difícil elegir cual de los Lp's conjuntos fue superior (está también Black Man's Burdon), creo que éste es el disco más abrumador. Sí, eso, abrumador es la palabra.
Mark Radice – Mark Radice (Paramount 1972)
El apellido Radice está vinculado con la música en los Estados Unidos. Mark era el más pequeño de la familia y el más cercano al rock; no tuvo problemas para entrar en una compañía de discos y grabar su primer disco en 1972, con un diseño de portada realmente innovador para la época. Años después se hizo famoso por participar en Barrio Sesamo, pero esas fueron otras historias, así que hay que olvidar lo que hizo a partir de aquél LP, que no tuvo el reflejo que merecía. El disco en cuestión es un Lp de sonido entre décadas, que transpira la herencia del hippismo y se centra en el ambiente californiano que podía hacer gente como Leon Russell o Randy Newman, con composiciones que recurren a la herencia clásica del country o el folk, pero que lo redondea con electricidad. Mark, años más tarde, decidió acercar su talento a lo comercial, gracias a sus contactos familiares, pero nunca se arrepintió de aquél trabajo amateur rico en melodías y actitud
Ralph McTell – Spiral Staircase (Transatlantic 1969)
Era ya un veterano de la escena folk inglesa con tan sólo 20 años, recorriendo todos los pubs donde eran bienvenidas las guitarras acústicas, las letras sobre las miserias de la vida y una actitud política de izquierdas, sin caer en tópicos comunistas, como sus congéneres del otro lado del mundo, aquellos del Village neoyorkino. Su tercer Lp es un tratado de humanidad callejera, con algunas melodías inolvidables y su intensa voz resquebrajando historias sobre soledades, tristezas y lugares cotidianos de la rutina humana. Y, por si fuera poco, el disco se abre con una descripción de su ciudad, Londres, caminando por los sueños rotos y las incertidumbres de un mundo que se veía venir y que a nadie nos gustaba que acabase en lo que es ahora. Fíjate por donde.
Colosal.
Seatrain – Marblehead Messenger (Capitol 1971)
De las cenizas de Blues Project, con la ayuda de un joven músico tejano (Peter Rowan), nacen estos Seatrain, conservando el espíritu hippie y usando raíces del country y el folk americano. Su sonido fue muy Costa Oeste y lo cierto es que su versatilidad se movía por los terrenos de sus componentes, que tenían otras aventuras personales; por eso nunca fue un grupo entendido como tal, sólo un proyecto de varios músicos que coincidían en idearios. Con esas premisas y la producción de George Martin, se embarcaron en su tercer LP, el más ambicioso en cuanto a sonido y el más creativo en cuanto a composición. Pero no tuvieron demasiado apoyo logístico y acabaron aburriéndose, haciendo un cuarto disco sin alma y dedicándose a sus historias paralelas, que alcanzaban grandes momentos, como las de los Rowan Brothers.
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