LA RADIO COMO SISTEMA DE COMPARTIR PASIONES

LOS 39 SONIDOS es un programa de radio que se escapa a las funciones tópicas de un espacio musical al uso. La idea es la de compartir sensaciones sónicas a través de un pequeño/gran club de apasionados por melodías creativas.
Combinando canciones del pasado con composiciones del presente, recuperando discos mágicos añejos y mezclando esos sonidos con algunos discos que surgen de ahora mismo y que nos dan a entender la necesitad de vibrar tanto con lo de antes como con lo que nos rodea, huyendo de las vulgares interpretaciones de las multinacionales, que corroen la creatividad.
Este es un programa de canciones, de buenas canciones, nuestras mejores amigas; pero también es un programa de gente que crea arte sónico, que hace discos eternos o, por lo menos, que son eternos durante un periodo que nos hace las cosas más dulces.
En fin, hablamos sobre sentimientos que provocan los decibelios, discos,canciones, discos y canciones.
LOS 39 SONIDOS se emiten cada lunes en directo, desde las 9 hasta las 12 de la noche y es grabado instantáneamente para ser colgado al día siguiente.
Pero, para degustar el programa en cualquier momento y desde cualquier lugar, lo mejor es ir a: http:los39sonidos.podomatic.com
Buen provecho!

sábado, 23 de noviembre de 2013

15 NUEVAS SENSACIONES PARA ESTREMECERSE

Aquí están los últimos 15 discos que he ido poniendo en mi Facebook. Os recuerdo que podéis escuchar mi programa de radio para combinar estos sonidos con muchas cosas apasionantes del presente:



Music Emporium – Music Emporium (Sentinel 1969)
Maldita gracia le hará a Casey Cosby descubrir que su único LP, del que sólo se tiraron 300 exiguas copias, es ahora considerado una pieza de culto por coleccionistas de psicodelia. Por lo menos se contentará sabiendo que el sello Sundazed lo ha reeditado con bastante pulcritud. The Music Emporium procedían de Los Angeles y eran una "obscure band" llena de talento y creatividad; sus canciones oscilaban entre el ambiente oriental y lo más ácido de California. El Lp que publicaron era una preciosidad en todos los sentidos, la portada desplegable incluía unos troquelados realmente preciosos (desgraciadamente, la reedición no los lleva) y, a pesar de que la tirada era minúscula, estaba presentada con todo lujo de detalles. El disco en sí mismo es una expresión del género en toda su ortodoxia y no deja indiferente, por cuanto las composiciones rayan la belleza más absoluta. He de confesar que no tengo la edición original (que ronda los mil eurillos) sino la segunda, que un sello independiente y desconocido hizo algunos años después (aunque, afortunadamente, con una perfecta copia de la original).
http://www.youtube.com/watch?v=N_WMEv-zE5g

Foghat - Foghat (Bearsville 1972)
La primera escisión de Savoy Brown dio a luz una banda de blues rock con pinceladas de post-psicodelia, con la excepcional participación de un guitarrista llamado "Lonesome" Dave Peverett, que daba el toque de calidad al grupo. Su primer trabajo es arrollador, tanto por los temas propios como por alguna versión, como la apoteósica "I Just Wanna Love To You", un clásico bluesy que aquí adquiere una forma hard de carretera irresistible. Monumentales.

Cowboys International – The Original Sin (Virgin 1979)
Una de esas formaciones que usaban los resquicios del punk para entablar una forma de vida sónica llamada art-rock, donde también hallamos a Magazine o Fall, por poner unos ejemplos. El grupo de Ken Lockie sólo pervivió un corto periodo de tiempo y sólo hicieron este brutal LP, con influencias de la etapa ruidista de Brian Eno y colaboraciones de lujo que venían de PIL. Llamados a ser la alternativa al sonido sintético y melifluo de la mayoría de bandas que buscaban un ambiente de tecno mercachifle, Cowboys International estaban cerca del ideario de la No Wave neoyorkina (las conexiones con Talking Heads son clarísimas), pero no tuvieron suerte, como la mayoría de las cosas buenas en aquella década tan poco definida.

Tommy Keene – Songs From The Film (Geffen 1986)
Uno de los músicos que se esfuerza en recuperar el ideario sonoro del power-pop sin perder un ápice de credibilidad. Keene es, aparte de esto, un excelente compositor de canciones decoradas con un tramado de guitarras que enganchan desde la primera estría. Su primer LP, tras un mini absolutamente sorprendente, es un hallazgo de lujo; una serie de composiciones cristalinas que, a pesar de estar en la comparación del sonido clasicista, descubren el brío de un creador entusiasta y preciso, que todavía seguirá haciendo grandes discos tras éste.
Apabullante.

Aztec Two-Step – Aztec Two-Step (Elektra 1972)
Tras la explosión folk que tuvo lugar en el corazón de Nueva York, en el Village, desde todos los lugares de los USA salían grupos y nombres afinados a esta forma musical que usaba las letras como dagas envenenadas y las guitarras acústicas como ametralladoras. Pero no todo eran arengas politizadas, también se buscaba la melodía y la cadencia pop. Desde Boston llegaron este dúo de compositores/intérpretes que nos deleitaron con su primer disco, un tratado de pop folkerizado sublime y envolvente. Como todas las obras culminantes, no tuvo continuidad y el grupo se fue difuminando dejando la estela de este impecable primer paso.

The Mandrake Memorial - The Mandrake Memorial (Poppy 1968)
De el área de Philadelphia, eran unos discípulos del sentido estricto de la psicodelia pero, como residían en el Este, coqueteaban con afinidades barrocas similares a la de grupos como Left Banke. Editaron tres álbumes y, sin duda, el primero fue el más excitante. En él se juntan sus aspiraciones lisérgicas con tamices de corte jazzístico y algunas algarabías orientalistas. Nunca se les ha hecho justicia con respecto a otras formaciones menos brillantes. Pongamos, pues, las tildes adecuadas al respecto.

The United States Of America - The United States Of America (Columbia 1968)
Joe Byrd era un estudioso del sonido, utilizaba los más inverosímiles instrumentos del pasado y los electrizaba, como un alquimista; desdibujaba las melodías y las reconstruía a su antojo, era un visionario. Pero no alcanzó ningún tipo de notoriedad, a pesar de ser un genio con mayúsculas. Editó dos discos, uno con el atrevido nombre de Los Estados Unidos de América y otro con el de Joe Byrd And The Field Hippies. Usó estrategias de grabación inusuales para la época y agredió al sistema con arreglos mucho más aventajados de lo que usaban grupos por entonces considerados "avant-garde". Eran demasiado arriesgados y todo era demasiado pronto. Pero eran, claro, inmensos. Hasta en la portada del disco se esmeraron.

Steam – Steam (Mercury 1970)
Los grupos que se impregnaron con el sonido negro fusionaron ideas en un prisma original y excitante. Los más reconocidos fueron Blood, Seat & Tears y, como triunfadores absolutos del género, Chicago. Pero fueron estos Steam, procedentes del área de Nueva York, quienes lograron un único disco contagioso de sudor y pálpito negroide. Ni una fisura en todo el disco, que incluso llegó a tener un cierto éxito, aunque fulgurante y efímero.
Uno de esos álbumes redondos y desconocidos para alegrar nuestros espíritus.

Kevin Coyne – Heartburn (Virgin 1976)
Uno de los músicos inclasificables de la escena de los 70 en el Reino Unido. A medio camino entre el Pub rock, la psicodelia y ciertos aromas de rock progresivo. Coyne comenzó con su grupo, Siren, haciendo una mezcolanza de folk y pop etílico, para acabar como un compositor extravagante que rubricó grandes LP's durante la mitad de la década. Quizá comparable por momentos a Kevin Ayers, Robert Wyatt o Daevid Allen, se movía con soltura haciendo canciones perezonas que envolvían sin casi premeditación, dejando ese sabor de boca agridulce que sólo los genios eran capaces de provocar.

Don Covay & The Goodtimers – Mercy! (Atlantic 1964)
Otro de esos vocalistas temperamentales, rey de los medios tiempos y embrión del soul tras su paseo por el R&B. Covay era, por añadidura, un compositor lúcido y ha acabado siendo uno de los referentes de los primeros tiempos de Atlantic. Casi todos los grupos británicos de beat y blues se rendían ante sus canciones, lo cual no es de extrañar, teniendo en cuenta que LP's como este son parte de la historia de la mejor música negra de todos los tiempos.

Art – Supernatural Fairy Tales (Island 1967)
Entre The Vip's y Spooky Tooth, dos bandas representativas del sonido inglés, pautado entre décadas, existieron Art, el grupo que cobijaba los mismos componentes que Spooky, pero sin entrar en terrenos progresivos. Art sólo editaron un LP despampanante, de ambiente ácido, pero muy inglés, con sobredosis de órgano y guitarra hasta el punto de apabullar. Grosvenor y Harrison dominan el proyecto y ya planea sobre ellos la idea de crear algo más denso, pero es este primer y único disco como Art se descaran con la escena del momento en un ardid de colosales dimensiones, con canciones de matiz saturado, es decir, excesos de instrumentación condensada y voces casi precursoras de lo que vendrá con el concepto progresivo. Un tratado de rock, para entonces, aventurado.

Neighb'rhood Childr'n – Neighb'rhood Childr'n (Acta 1968)
San Francisco era mucho más que una ciudad (la ciudad más hermosa del universo, confirmo), era un templo que cobijaba la esencia del flower power de los 60, el espíritu hippie que aunaba la ideología más vanguardista del mundo moderno y el sonido de la electricidad. Neighb'rhood Childr'n era una banda poco reconocida de aquél mundo de libertad sónica, en el mismo espejo que Jefferson Airplane, pero quizá menos crudo, porque estaban menos politizados que aquellos. Procedían de Portland, Oregon, pero se movieron hacia la ciudad emblemática para desarrollar su arte. La portada del disco es una imagen de la ciudad, North Beach y un clásico edificio en el que se ven los semblantes de esta banda de ácido pop californiano.

Georgie Fame – Get Away (Imperial 1966)
Durante la primera mitad de los 60, las ediciones británicas y americanas de un mismo disco eran distintas, cambiaban la portada, el orden de las canciones y hasta había alguna canción distinta. Total, que acababas comprando las dos. Eso pasaba con las discografías de Hollies, Animals, Dave Clark Five, Heman's Hermits y Georgie Fame (muchas más, pero en éstos era flagrante). Este "Get Away", de manufactura americana, es el mismo (casi) que el inglés "Sweet Things", pero el cambio de un par de canciones hace que el vinilo estadounidense sea más atractivo. Georgie Fame era (y sigue siendo) un monstruo del R&B de ojos azules, del soul británico, el epicentro mod en la bulliciosa ciudad de Londren en plena eclosión del "Swingin' London". Toques de jazz vocal, con ritmo, para hacer mover los pies, soul vacilón para hacer que palpite más nuesta sección rítmica alveolar y una voz sagrada. Todo un gigante.

Sparks – Kimono My House (Island 1974)
Los estrambóticos hermanos Mael eran una boutade del Glam. En primer lugar procedían de America, algo que con su look ya era raro; mezclaban sin pudor el pop con las marchas militares y, si aún eso no parecía aberrante, uno vestía como una señorita de colegio inglés mientras el otro parecía sacado de las SS hitlerianas, bigotito incluido; además eran dos gays convencidos. Comenzaron con el nombre de Halfnelson y editaron dos discos de rock con ínfulas andróginas hasta llegar a este magistral tratado de belleza inexplicable. Precursor para la época, "Kimono My House" sigue siendo tan revolucionario como el año que se editó. Y excesivo, era alucinantemente excesivo.

Stretch – Elastique (Anchor 1975)
Elmer Gantry había militado en los estupendos Velvet Opera, grupo inglés de corte psicodélico que manufacturó dos brillante Lp's a finales de los 60. Después de un letargo considerable volvió con una nueva banda que cambiaba radicalmente la percepción que de él se tenía en cuanto a sonido (también a vestuario). En un momento en que el Glam era lo determinante, Elmer se alió al movimiento pero dándole unas ínfulas negroides; algo realmente atrevido debido a que ese sonido sólo se acercaba al rock blanco. Pero le salió perfecto, con tres exuberantes discos encabezados por éste, muy Funk a lo Sly Stone. Lo de los atuendos era digno, también, de destacar, pero mejor será dejarlo para el recuerdo de la etapa visualmente más hortera del pop inglés. Uno de esos discos rotundos... y salgamos a la pista, beibi!!!












domingo, 29 de septiembre de 2013

20 SENSACIONES SÓNICAS PARA ESTREMECERSE

Flat Earth Society – Waleeco (Fleetwood 1968)
Eran jóvenes, atrevidos e inquietantes. No era normal que un grupo provocara esas dosis de tensión a una edad tan precoz. Y así les fue; editando su LP en un sello microscópico, que no tuvo ninguna repercusión hasta que treinta años después se les descubre como un prototipo de grupo psicótico aderezado con guitarras fulminantes además de componer íntegramente el álbum (excepto una versión de Wilson Pickett que os dejará enloquecidos). Lo que son las cosas, ahora forman parte del mundo de culto sónico psicodélico. Lo merecían en su día. Alucinad con esto.

Keith – 98.6 / Ain't Gonna Lie (Mercury 1967)
Los verdaderos artífices del sunshine pop recalaron habitualmente en California, pero James Barry Keefer se movió siempre por su Philadelphia natal, aunque se recorrió todos los estados de América gracias a 1º/ su innato talento para cantar canciones con chispa y 2º/ el gancho de su imagen, un teenager para enganchar a las jóvenes generaciones de las high schools. Utilizó el nombre de Keith y grabó tres portentosos discos de ensoñación irresistiblemente melódica. Quizá su último disco recogía algunos acercamientos a la psicodelia, pero sus logros se concentraron en su primer disco, conteniendo un abanico de canciones de estribillos propulsados por cohetes que se dirigían directamente a nuestro corazón.

The Beau Brummels - Triangle (Warner Brothers 1967)
Después de sus dos primeros discos, en una onda cercana a los Byrds, aunque con ese toque de San Francisco, Ron Elliott y, especialmente, Sal Valentino, que era un converso al hippismo reinante, se acercaron a uin sonido más propio. "Triangle" fue su álbum más afinado, más ecléctico y más americano, bañado por creaciones cercanas al country y formidable en sus arreglos. Posteriormente, sal Valentino se largó para montar su propia banda de hippies combativos, pero dejó pequeñas píldoras de pop folk como las que adornan éste LP.

The Jazz Butcher – A Scandal In Bohemia (Glass 1984)
Los hay que pasan a la historia como francotiradores en un mundo al que no pertenecen, los hay que luchan contracorriente sabiendo que suelen tener la razón, los hay que se escapan a los monocordes catálogos del arte, los hay que provocan emociones a una minoría selecta (lo selecto siempre es de minorías), los hay que vislumbran un concepto distintivo y lo catapultan con talento a borbotones. Y también los hay perdedores, injustamente olvidados a pesar de ser genios en toda la dimensión de la palabra. En ese elenco de mentes preclaras esta Pat Fish, uy! quiero decir The Jazz Butcher, que para eso usó este gracioso nombre de guerra, porque lo que él hacía era guerrear contra un estilo vulgarizado a mediados de los 80. Herencia velvetiana, ritmos frenéticos y canciones que jamás, escuchad bien, JAMÁS se quedarán obsoletas. Elegir un sólo disco de Jazz Butcher es harto difícil, así que hoy opto por el camino fácil, su obra maestra (o una de tantas). Descubrirlo es una rendición que hay que asumir... y disfrutar.

Arthur Conley – Shake, Rattle & Roll (ATCO 1967)
Para celebrar el número 100 de nuestro listado de discos del día, nada mejor que un emblemático músico de deep soul, de la Atlantic, para más señas. Conley era uno de los pesos pesados del sello, sólo eclipsado por torpederos como Otis Redding o Aretha Franklin. Además fue tan honesto que se empleó a fondo con los pocos discos que publicó, combinando canciones propias con adaptaciones certeras de otros, apropiándose con brío de ellas y convirtiéndolas en creaciones distintivas. Cada uno de sus discos muestra el talento de un músico capaz de combinar tanto los medio tiempos como la energía desaforada. La versión que hace del clásico de Joe Turner es ejemplar. Si imagináis una mezcla entre Sam Cooke y Otis... ahí está Arthur Conley!!

Leon Russell – Carney (Shelter 1972)
Con su magistral voz nasal, Russell era uno de los músicos de sesión más reputados para las factorías de creadores de hits; como la de Phil Spector, sin ir más lejos. Huraño, taciturno y totalmente impregnado de la cultura sureña y pantanosa, formó una banda junto al fantástico Marc Benno y luego llevó una trayectoria en solitario que rondaba la perfección, con la ayuda de infinidad de amigos como George Harrison, Randy Newman, Dr. John o el mismísimo Bob Dylan. A pesar de que es un músico reconocido, he querido incluirlo en éste listado de discos porque álbumes como éste se acaban olvidado y son piezas pluscuamperfectas de rock americano con raíces.

The Cuff Links - Tracy (Decca 1969)
Quizá un poco tarde para editar un disco de sunshine pop, era el 69, año erótico cómo diría Gainsbourg, pero era la única forma de concebir la música que tenía un excelso compositor de joyas como era Paul Vance, singular componente de un grupo ficticio como eran The Archies. Allí estaba también el cantante de aquellos chicos de cómic, Ron Dante que, junto a Pat Rizzo, construyeron el embrión de una banda "real" como The Cuff Links, con canciones tremendas que podían solventar la crisis reinante para los grupos menos comprometidos con la causa hippie (no olvidemos que la psicodelia y otros sonidos más rudos imperaban entonces). Hicieron dos excitantes discos, pero su primer LP (este) era redondo e incluso ahora nos devuelve la sonrisa, que buena falta hace en estos tiempos tormentosos y poco civilizados.

The Standells - Why Pick On Me - Sometimes Good Guys Don't Wear White (Tower 1966)
Aunque eran unos chicos bien, hijos de ricos y con parentescos famosos en la industria cinematográfica, sabían dotar a sus canciones de la rabia suficiente para convertirse en uno de los grupos adalides del sonido Garage. Su imagen de rebeldes y proto mods americanos hacía el resto. Este fue su segundo LP, tras unos inicios en el sello Liberty, con un disco grabado en falso directo, como hacían sus colegas los Kingsmen. Ya en Tower, sacan a relucir sus fragancias aguerridas, sus guitarras afiladas y el nervio incandescente de canciones que pasarán a los anales de éste género. Oirlos es sucumbir a sus tentaciones.

Alphataurus - Alphataurus (Magma 1973)
Es incomprensible que Italia esté atravesando desde hace más de 20 años una sequía creativa tan lamentable. Nada en la música italiana se puede salvar desde mediados de los 70. Posiblemente la política devastadora de Berlusconi, en cuanto a cultura se refiere, ha hecho tanta mella como daño. Porque en Italia siempre ha habido un gran nivel en el rock, además interpretado en su idioma, que ya es atrevimiento. Los 60 fueron muy ye-yés, con Celentano, Rita Pavone, Dalida o Patty Pravo a la cabeza; pero el sonido progresivo fue sin duda el momento épico del rock transalpino. Eran bandas fantásticas, venían casi todos de coservatorio e incorporaban a sus influencias claras (KIng Crimson, Genesis, Yes, Gentle Giant, Caravan y toda la esencia Krautrock) una tesitura lírica muy mediterránea. Conclusión: grupos por doquier maravillosos, New Trolls, Celeste, P.F.M., Banco, I Pooh, Aquafragile, Alusa Falax, Le Orme.... y podría hacer una lista de más de 100 grupos realmente brillantes). De entre todos ellos me gustan especialmente Alpahtaurus, una formación de Milan que editó su único álbum con una portada prodigios desplegable en tríptico y con unas canciones que deambulaban entre la intersección del progresivo y la postrera psicodelia. Escuchar el disco entero, de golpe, provoca un estremecimiento catártico.

The Web – Fully Interlocking (Deram 1968)
Inclasificables donde los haya, esta formación de músicos interracial procedente de Inglaterra, comenzaron fundiendo la psicodelia con el soul y lo hicieron francamente bien. Su primer álbum es, precisamente, una amalgama de sonidos sorpresivos que aúnan estilos de forma notable. A partir de aquí se metieron de lleno en ambientes progresivos, pero nunca lograron la brillantez de éste LP, que crea adición, por cuanto las melodías son cristalinas, los arreglos son elegantes y el fondo final presenta un disco incluso atrevido. Aviso para navegantes: no busquéis este LP por menos de 75,00 €. Siempre os quedará el refugio del CD. Sorry!!

Bobby Womack & J.J. Johnson – Across 110th Street (United Artists Records 1972)
Tras su efímero paso por The Valentines, Bobby Womack llevó a cabo una impecable carrera en solitario como soulman implicado en la ideología de los Black Panthers, pero sin que se notase demasiado, por si las moscas. Como es evidente, participó en alguna banda sonora de blaxploitation, como ésta peli de serie B, con gansters, drogotas, colgados y demás escoria del ghetto. Compuesta a medias con J.J. Johnson, músico de sesión con bastante experiencia en el jazz, las músicas de esta banda sonora, junto con las letras salvajes sobre la inmundicia a la que se ha condenado a la raza negra, reflejan un sentimiento de impotencia, angustia y emoción absolutamente negra, con orgullo y altanería. Extrañamente, Tarantino volvió a emplear la canción estrella de éste film para otra de sus películas, Jackie Brown, cosa que no se suele hacer; pero es que la letra de ésta canción te pone los pelos de punta.

Jackie DeShannon – Are You Ready For This? (Imperial 1966)
En un mundo de hombres, hasta los grupos de mujeres estaban dirigidos por alguna factoría de gerencia masculina. Tenían su gracia esos grupos de chicas, pero ellas no controlaban nada, sólo ponían sus bonitas voces y sus curvas, para el deleite masculino, por cierto. Pero había algunas francotiradoras como esta portentosa mujer, cantante sensible, compositora incandescente y presencia imponente. Jackie se labró una pléyade de seguidores gracias al brío de sus canciones, al pop perfecto de sus melodías y a sus adaptaciones ricas en emotividad. Ella combinaba sus propias composiciones con las de otros, pero siempre imponiendo su personalidad. Qué grande era!! qué hermosa!! es imposible no adorarla. Me encantaría poner alguna de sus composiciones de este disco, pero no están en el Youtube ese, así que coloco una de las versiones que hace. No sé cuantas veces me he ido a la cama con ella.

The Amboy Dukes - The Amboy Dukes (Mainstream 1967)
Detroit fue conocida, además de por el imperio automovilístico, por ser una de las ciudades norteamericanas con más fiebre musical; allí se encontraba la sede de la Tamla Motown, por sólo poner un ejemplo preclaro. Pero también era una ciudad angustiosa, difícil y terriblemente dura, por eso existían músicos del calibre de Iggy Pop, con sus Stooges en los primeros años, pura tensión descontrolada; MC5, jugando a desestabilizar sistemas y electrizando al máximo sus melodías o Mitch Ryder, haciendo que el soul no sólo fuera una música de baile, sino que también extasiara y provocara. Y, como añadidura, estaban los Amboy Dukes, que no se encontraban exactamente en el punto de mira del sonido de aquella ciudad, pero que ilustraban la psicodelia a base de nervios. Con Ted Nugent al frente (que, desgraciadamente, acabó reclutado en el bando heavy tradicional, perdiendo la capacidad de sorpresa), hicieron tres notables Lp's, encabezados por éste, un primer disco abrasador y cáustico, como debía ser para la época. Casi perfecto.

Rick Nelson And The Stone Canyon Band – Garden Party (Decca 1972)
Siempre he tenido una debilidad especial por Ricky Nelson, el más completo rocker de los 50 y 60. El fue capaz de escaparse a los arquetipos que lo colocaban como una estrella con "pretty face" y compuso infinidad de canciones, giró por todo el mundo, creó su banda de country rock en los 70, fue actor de carácter y creyó en sí mismo coma nadie. Y eso que lo tuvo complicado, fue una TV star ya de niño, lo que no le permitió ser del todo libre para hacer lo que quería. Además tuvo mucho éxito con grandes canciones; pero lo suyo era recuperar el espíritu del country roquerizándolo y, de hecho, en muchos momentos se mueve en la misma onda que Neil Young de "Harvest". La Stone Canyon Band era un grupo espectacular, con discos que pasarán a los anales de la historia del sonido americana, como 30 años antes de la acuñación. Mi favorito era éste, un trabajo sólido con su voz embriagadora, las dualidades de guitarras y ese poso maravillosamente "southern". Además, se burló hasta de sí mismo en la canción que da título al disco y que es, sencillamente, una composición colosal, tierna y emocionante. Para mi, Rick era el más grande, el más grande.

Scott Wilk + The Walls – Scott Wilk + The Walls (Warner 1980)
A primera vista, la escucha de este disco te retrotrae a la primera época de Elvis Costello, pero con algo de sabor americano; mucho Power-Pop, vaya. Fracaso estrepitoso para un disco que está ahora alcanzando el respeto de la crítica, que no le hizo ni caso en su momento. Canciones con mucha chispa, estribillos que se adhieren a nuestras neuronas y energía propia de aquellos años nuevaoleros. Gran LP, simple y directo ¿para qué más?

The J. Geils Band – Hotline (Atlantic 1975)
Poco se puede argumentar sobre un grupo clave de la escena rock americana de mediados de los 70. Pero es injusto que la J.Geils Band haya permanecido como un grupo menor, una especie de Rolling Stones a lo USA, a pesar de que su numerosa cantidad de discos merezca un mayor reconocimiento. Pienso que algunos de sus álbumes están a la altura de lo mejor de Faces o de los Stones etapa Taylor, aunque con mayor dosis de herencia soul. Como es lógico, sus primeros tres discos apabullan, pero es en la etapa intermedia cuando logran una estabilidad entre las versiones de sus amados músicos de blues/soul y sus propias creaciones. Como caso claro, este séptimo Lp de su carrera, con una portada preciosa en la que parece que se descuelga el teléfono cuando abres la carpeta. Brutales!

Andromeda - Andromeda (RCA 1969)
Existía la creencia en el Reino Unido de que el paso siguiente, tras la experiencia Mod, debía ser la psicodelia. Craso error; muchos grupos abrazaron otras terminologías musicales sin pasar por el lado ácido. De hecho, muchas bandas se acercaron al Hard Rock o al progresivo como de soslayo. Ahí, en esa difícil situación artística, se encontró el grupo que manejaba un guitarrista virtuoso (aunque no excesivo) llamado John Du Cann, que jugaba con muchas ideas y se esmeraba en todas ellas, sin ser especialmente afín a el movimiento picotico del pop. Es francamente complicado situar a Andromeda en un contexto definido, pero sí se puede decir de ellos que eran originales, intensos y creaban canciones de largos desarrollos algunos años antes de que el sonido progresivo se apropiase de las mentes jóvenes británicas.

Nils Lofgren – Nils Lofgren (A&M 1975)
Después de finiquitar una de las bandas más interesantes de rock americano entre décadas, Grin, el exuberante guitarrista Nils Lofgren inició una carrera en solitario tan magistral como poco reconocida. Sus discos superaban a los de los músicos que le pedían que les acompañase como guitarra principal en sus giras (Bruce Springsteen o Neil Young, entre otros). Pero él seguía convencido de que tenía mucho que componer y mucho que interpretar sin tener que recurrir a una gran estrella como plataforma. Ignominiosamente siguió sin tener suerte y continuó haciendo discos que no vendían ni siquiera minimamente, a pesar de ser grandes álbumes, como éste, su primer LP, que contiene unos ejercicios de guitarra intensos y comedidos, porque nunca fue uno de esos instrumentistas aburridos al que le gustaban las florituras. Los siguientes discos fueron también geniales, "Cry Tough", "I Came To Dance"... pero no le sirvió de nada. Afortunadamente su cuenta bancaria incrementaba, ya que era un músico muy solicitado, pero siempre le quedará ese poso de amargura al saber que sus Lp's eran incombustibles y, sin embargo, se apagaron en el agua del olvido.

The Clique - The Clique (White Whale 1969)
Como tantos grupos de un sólo disco, vertieron su talento de golpe en el único momento en que pudieron. Con algunas versiones y varias composiciones propias, contaban con la presencia de un héroe de culto de la escena Garage, Gary Zeckley, y habían estado involucrados en el ambiente de los 13th Floor Elevators, pues procedían de la tejana Austin. Su amistad con el archifamoso, por entonces, Tommy James (de los Shondells) les hizo tener la posibilidad de grabar este trabajo recargado de arreglos y poder adaptar "Sugar On Sunday". Pero, sin duda, las mejores canciones fueron las compuestas ex profeso para el disco. Lástima que no tuvieron continuidad, aunque siempre es una alivio conservar un disco como álbum de culto.

Plastic Penny – Two Sides Of A Penny (Page One 1968)
Como tantos grupos de sabor británico, las composiciones de esta banda de vida efímera (sólo publicaron dos discos, éste fue el primero), eran odas a la melodía diáfana con psicodelia espolvoreada en pequeñas cantidades. Situados en la misma galaxia que los Who (también tenían algo Mod) y, lógicamente, los más floridos momentos de Beatles, creaban canciones hermosas y paladeables, en la onda de Honeybus, sin ir más lejos. Poco o nada más se puede decir de ellos, excepto que entraron en los charts ingleses con un par de canciones y que sus discos nunca se editaron en América.






















martes, 27 de agosto de 2013

15 PÍLDORAS PARA SEGUIR DESENTUMECIENDO PASIONES

Ahí van 15 discos más para excitarse sin necesidades peligrosas:
(81) Graham Parker & The Rumour - Heat Treatment (vertigo 1976)
El inmenso Parker escribía sobre amores imposibles, él decía que eran los más hermosos, porque no podía atraparlos. En sus canciones describía esas relaciones con la pasión de un adolescente y con la eficacia de un veterano, cargándolas de estribillos espasmódicos y melodías esculturales. Comenzó antes que el resto de amigos de la llamada New Wave, siguiente puerta del punk, pero era muy superior a todos ellos, incluso Costello le adoraba; era normal. Los que no eran normales eran sus discos, piezas emocionantes de pop y soul perfectamente entrelazados. Es muy difícil elegir entre sus cinco primeros discos; toda la vida he preferido "Squeezing Out Spark", también "Howlin' Wild" o "Stick To Me", pero ahora me decido por su segundo álbum, "Heat Treatment" donde parece que sus influencias dylanianas, vanmorrisonianas y beatlianas confluyen para organizar un LP dinámico y mayúsculo.

(82) Paladin - Paladin (Bronze 1971)
Unos excepcionales músicos de sesión, tras las experiencias de estar junto a creadores de la talla de Terry Reid, decidieron hacer su propio disco. El resultado fue un debut irresistible, una mezcla del sonido Canterbury (similitudes con Caravan o Camel), influencias rítmicas africanas o suramericanas (parentescos con Santana) y unas melodías configuradas en torno al creciente rock progresivo del momento. Canciones de largo recorrido, con tratamientos de órgano que deslumbran, buenas voces y guitarras muy relacionas con instintos psicodelicos. Hicieron un segundo disco, también bestial (Charge) y se disolvieron sin que se les reconociese su inmensa aportación a la época en la que vivieron.

(83) Apple - An Apple A Day (Page One Records 1969)
Otro de esos grupos que pertenecían a la escudería del productor Larry Page, visionario del cambio estético británico a partir del ideario Mod. Al igual que los vibrantes Les Fleur De Lys o los energéticos John's Children, Apple eran unos jóvenes mods que se embarcaron en estrategias de corte ácido, logrando un único disco que hoy alcanza el grado de icono del coleccionismo (afortunadamente su reedición en vinilo o CD es fabulosa). Cuando escuchas este LP te puedes adentrar en los conceptos de Who Etapa Next o de los postreros Small Faces. Una gloria.

(84) Colours - Colours (Dot 1968)
Gary Montgomery y Jack Dalton eran unos creadores de arpegios sonoros imponentes; habían trabajado para la Motown como compositores y se codeaban con los Turtles, Millennium y demás insignes luminarias del pop psicodelico californiano. Y en esas que deciden montar una banda con sello propio. La compañía Dot, especializada en surf, les edita su primer disco, un torbellino de emociones llenas de magia y química made in Costa Oeste. Delirios orquestados en un equilibrio casi orgásmico de pop cristalino y luminoso. Como era de esperar, tan magna obra no pudo tener una secuela del mismo nivel, aunque su segundo (y último) LP también regaba el alma de emociones jugosas. Siempre hay un verano colorido en la soleada california de finales de los 60.

(85) Copperhead - Copperhead (Columbia 1973)
Hablar de John Cipollina es recurrir al significado del sonido de San Francisco en plena eclosión hippie; pero vendrían a nuestra mentes inmediatamente los discos de Quicksilver Mesenger Service. Puntualizo: casi todos obras maestras; pero pocos recuerdan la encarnación que tuvo con estos Copperhead, un grupo vigoroso de rock de carretera con estratagemas ácidas. Un disco que se traslada con facilidad a nuestro tiempo, por cuanto parece una banda contemporánea al estilo de unos Black Crowes o, si me apuran, hasta unos Queens Of The Stone Age. Tremendos!!

(86) Ian Gomm - Summer Holiday (Albion Records 1978)
Una de las bandas que pudieron calificarse de seminales en la consecución de la nueva ola inglesa de finales de los 70 eran Brinsley Schwarz, el grupo que dio a luz el germen del pop de pub británico. De ellos nacieron nombres insignes como Nick Lowe o los Rumour de Graham Parker; pero pocos recuerdan el embrión más melódico del grupo, eclipsado por la desbordante personalidad de Lowe, aunque excepcional en sus composiciones. Ian Gomm resultó un extraño caso de mala suerte por cuanto sus discos nunca alcanzaron la notoriedad de sus antiguos compinches y, sin embargo, estaban regados de afirmaciones tajantes de pop escultural, de ese que hace sentirnos más felices, más eufóricos y, sin duda, más vitales.

(87) Bobby Hebb – Sunny By Bobby Hebb (Phillips 1966)
Vamos con un disco evidente!!! Este Lp contiene una de las canciones más famosas de la historia, una mezcla entre soul y easy listening que cautivó generaciones de consumidores de canciones con instinto emblemático. pero, además, Bobby era un compositor brutal, con tintes jazzisticos y bastante de R&B, cohesionado en torno a un matiz claramente soul que le empujaba con ahínco a los primeros puestos de las listas de ventas.
Repito, hoy cuelo un disco archifamoso y, sin embargo, seguramente demasiado olvidado para lo grande que fue. Y la canción estrella, ya te digo...

(88) Lothar And The Hand People – Presenting...Lothar And The Hand (Capitol 1968)
Otra de las agrupaciones psicodelicas cuya imaginación centraba todo su trabajo. Procedentes de Nueva York, usaban instrumentos realmente complicados y sus argumentos sonoros se basaban en enlazar las melodías con pequeñas sorpresas que generaban un entorno absolutamente transgresivo. Combinaban en un alarde de equilibrismo inusual cosas dispares como el folk, la electrónica analógica, el ambiente ácido y letras demenciales, con uso del theremin como estandarte.
Lo cierto es que su primer LP sigue sonando tremendamente atrevido y revolucionario. Alucinados y alucinantes.

(89) Robert Fripp – Exposure (EG 1979)
El atrevimiento y el despotismo a veces van de la mano, sobre todo si uno es muy británico. Robert Fripp, mandamás indiscutible de los progresivos King Crimson, descubre nuevas experiencias con la electrónica analógica al servicio de su omnipresente guitarra, además de dejarse llevar por las provocaciones pop rabiosas del punk. Todo eso mezclado con las voces que contrata para la consecución de éste disco, dispares e inconexas (The Roches, Daryl Hall, Peter Hammill, Peter Gabriel y otros iluminados) logran un trabajo sólido y sorprendente, a la vez que extraño, ya que combina riesgo con dulzura, casi a partes iguales. No es un disco para los amantes del sonido progresivo, sino para los oídos ansiosos de proyectos modernos y jugosos, mucho más cercanos a los postulados de la New Wave.
Otro disco evidente, sin duda.

(90) Jimmy James And The Vagabonds – The New Religion (Piccadilly 1966)
Procedente de Jamaica, se afincó en el corazón de los allnighters londinenses y fue estandarte del soul mod inglés junto a el grandioso Geno Washington. Sus veladas en directo eran espeluznantes, así como sus adaptaciones y sus propias creaciones. La forma de entender el soul nocturno de los ingleses distaba mucho de cómo se vivía eso mismo al otro lado del Atlántico. Con todo, era un tremendo intérprete y sus canciones de corte tórrido acunaban sueños sexuales a los adolescentes de mediados de los 60. Posteriormente se marcó una interesante, aunque no tan excitante, carrera en el mundo del sonido disco.

(91) Tom Verlaine - Tom Verlaine (Elektra 1979)
Tras su periplo con Television, Verlaine inició una carrera en solitario tan espléndida como errática, aunque dando en el cavo en ciertos momentos, especialmente en su primer disco, que mantiene el sonido de su banda pero con algunos acercamientos más claros a lo diáfano del pop.
Aparcando de forma velada su virtuosismo como guitarrista, sus LP's en solitario están al servicio de las canciones con melodías y menos climáticas de lo que nos ofrecía años antes. Pero, aún así, su tensión con las seis cuerdas atrapa y cautiva sin remedio.

(92) Jimmy Whiterspoon & Eric Burdon - Guilty! (MGM 1971)
Una declaración de principios en toda regla. Cuando Burdon acabó viviendo en San Francisco, experimentando, como le decía su amigo Hendrix, con sustancias para desplegar su mente, las posibilidades de aunar el sonido negro, que le había inspirado, con ideas psicodelicas, se hizo realidad. Trabajó con bandas de soul de ghetto, como War, con músicos ácidos rebautizados como los nuevos Animals y buscando parajes cargados de arengas políticas, incendiarias y anti racistas. Y en eso que se juntó con una leyenda del blues clásico, el fascinante Jimmy Witherspoon, con quién hizo esta maravilla de blues psicótico. Una obra de riesgo que, hasta en la portada (mirad la mente del hombre blanco con una cárcel en la que hay negros encerrados, todo en su cabeza, culpando por costumbre a la raza negra) destila posicionamientos. Un lujo sin continuidad, ya que nunca volvieron atrabajar juntos tan intensamente.

(93) December's Children – December's Children (Mainstream 1970)
Los dos principales componentes de esta banda provenían del rock-a-billy, pero eran muy jóvenes entonces y, cuando se dejaron salpirar por los efluvios psicodelicos, cambiaron sus rumbos hasta cuajar este único LP. Un poco tardío para el sonido que encontramos en él, el álbum es un repaso casi ortodoxo al sonido que cautivó las jóvenes generaciones californianas unos años antes. Pero está repleto de inspiración. Es un gran disco desde el principio hasta el final. Uno de esos Lp's malogrados, ya que las ventas fueron precarias y ellos acabaron difuminados en el olvido.

(94) The Humblebums – Open Up The Door (Transatlantic 1970)
Antes de que Gerry Rafferty se montara los inconmensurables Stealers Wheel, se unió a un músico de folk escocés llamado Billy Connolly, quién años después se forjó una reputada fama como cómico. La primera formación de The Humblebums constaba de propio Connolly y otro viajero del sonido tradicional irlandés/escocés; posteriormente entró ya Gerry para un segundo álbum, pero fue en la consecución de su canto del cisne, el tercer LP, donde las composiciones se tornaron más rock, incluso más ácidas y, desde luego, más temperamentales. Las canciones compuestas por ambos músicos se traslucen en una suerte de ejemplos lennonianos con elementos que vienen de la tradición. Luego Rafferty siguió haciendo glorias y Connolly haciendo reír a media Gran Bretaña, pero nunca alcanzaron la emotividad de éste último LP de los Humblebumbs.

(95) Nilsson – Pandemonium Shadow Show (RCA Victor 1967)
La privilegiada garganta de este bohemio neoyorkino debutó en éste tratado de pop celestial, ligeramente tintado de psicodelia. Como buen amigo de John Lennon, captura un par de versiones de Beatles y les dota de un preciso lirismo y emoción. Harry Nilsson poseía un dramatismo teatral que retrataba especialmente en canciones de desamor y abandono. Obtuvo un reconocimiento masivo con su álbum del 71 "Nilsson Schmilsson" que contenía la gloriosa adaptación de Badfinger "Without You", pero éste primer Lp no le anda a la zaga y es más sorprendente. Allí está esa pieza de ensoñación titulada "Without Her".

Dentro de unos días, más.