LA RADIO COMO SISTEMA DE COMPARTIR PASIONES

LOS 39 SONIDOS es un programa de radio que se escapa a las funciones tópicas de un espacio musical al uso. La idea es la de compartir sensaciones sónicas a través de un pequeño/gran club de apasionados por melodías creativas.
Combinando canciones del pasado con composiciones del presente, recuperando discos mágicos añejos y mezclando esos sonidos con algunos discos que surgen de ahora mismo y que nos dan a entender la necesitad de vibrar tanto con lo de antes como con lo que nos rodea, huyendo de las vulgares interpretaciones de las multinacionales, que corroen la creatividad.
Este es un programa de canciones, de buenas canciones, nuestras mejores amigas; pero también es un programa de gente que crea arte sónico, que hace discos eternos o, por lo menos, que son eternos durante un periodo que nos hace las cosas más dulces.
En fin, hablamos sobre sentimientos que provocan los decibelios, discos,canciones, discos y canciones.
LOS 39 SONIDOS se emiten cada lunes en directo, desde las 9 hasta las 12 de la noche y es grabado instantáneamente para ser colgado al día siguiente.
Pero, para degustar el programa en cualquier momento y desde cualquier lugar, lo mejor es ir a: http:los39sonidos.podomatic.com
Buen provecho!

miércoles, 22 de febrero de 2012

EL OCASO DE LA MÚSICA

Tengo un amigo en New Orleans, nunca he sabido su nombre real, pero todos le conocemos por Lippy, debido a que tiene un enorme parecido al Mick Jagger de sus primeros tiempos, labios incluidos, por supuesto. Nunca ha sido íntimo mío, sólo compartimos la pasión por las buenas canciones, por el rock y porque ambos somos coleccionistas de discos. Debería decir que también coincidimos en que tenemos una tienda de discos, pero eso ya no es cierto, la suya se la llevó un huracán y la falta de escrúpulos de un presidente americano demencial e hijo de puta, que abandonó a su suerte la ciudad más musical del planeta porque, sencillamente, esos sonidos de libertad no iban con él. Dicen que el Katrina destruyó New Orleans, pero lo cierto es que el aparato logístico de Bush es quién remató la faena.
El otro día Lippy me mandó un mail y me contó lo de su tienda, tampoco le salió del todo mal la historia, recuperó parte del material y lo colocó en algunas otras tiendas de colegas; el local era alquilado, por lo cual no tuvo problemas, lo que sí perdió fue su ilusión, algo que solemos depositar en nuestros sueños, nuestros trabajos y nuestros esfuerzos, algo que, cuando se nos esfuma, nos cuesta recuperar, más viendo cómo se va desarrollando lo que nos rodea.
Su tienda se llamaba Magic Bus, como aquella canción de los Who, como aquél Lp de ellos que sólo se publicó en los Estados Unidos, era una gran tienda, en todos los aspectos; entre taza y taza de té, Lippy solía conversar con sus clientes, recomendar discos y hasta acalorarse cuando algo le ponía especialmente excitado. Cada vez que recuerdo a Lippy es como si me mirara al espejo, entiendo cada una de sus frases, cada uno de sus pequeños reductos de personalidad. Pero tengo que reconocer que se lo ha tomado todo muy bien, no me extrañaría que tardara poco en establecerse de nuevo con otro templo para compradores de cultura sónica.

Pero en su mail encontraba otras palabras de amargura que, aunque no estaban directamente ligadas a él, nos atañen a todos los que amamos el pop, en todas sus variantes. Me decía que le habían contado que Memphis se moría, ¡Dios santo, Memphis! la cuna de todo cuanto conocemos, musicalmente hablando. En tan sólo unos pocos años había cerrado Poplar Tunes, la tienda donde se compraba sus discos Carl Perkins o Elvis, un lugar que llevaba abierto desde los 50, donde conseguí yo mismo algunos incunables de imborrable recuerdo, ¿Cómo podía haber sucedido?, ¡si Memphis es un lugar de paso obligatorio para cualquier turista interior o exterior que sea fan del Rock y del Soul (así, en mayúsculas)!. Cuando me dijo que la ciudad entera de Memphis estaba de capa caída a consecuencia de Internet me pareció una paparruchada difícil de creer, pero luego, atando cabos, acabé por confirmarlo.





Los míticos estudios de la Sun, hogar de los primigenios Elvis, Riley, Perkins, Jerry Lee, Burguess o Johnny Cash, estaban en declive. A pesar de que su visita sólo cuesta unos pocos dólares, poca gente decide hacerla, prefieren el paseo virtual que unos cuantos han ido colgando en You Tube; es muy complicado describirles la sensación de estar allí mientras te hacen la demostración con un piano de la acústica que todavía conservan sus paredes. Tampoco va casi nadie al café de al lado, donde todas éstas insignes figuras se dejaban caer tras unas sesiones agotadoras.




Pocos, o casi ninguno, recuerdan que Memphis cobijaba también la Stax, una compañía seminal para la nutrición posterior de la Atlantic, con soul adrenalínico, o los estudios Ardent, donde Alex Chilton hacía diabluras con sus Box Tops. No, Memphis no es parte de la historia del Rock ‘n’ Roll, ES la propia historia.
Y, lo que es peor, las salas de conciertos sólo programan karaokes de Elvis, el único reclamo que allí queda. Porque parece que Graceland es de lo poco que funciona en esa ciudad, a pesar de los paseos virtuales que, supongo, también habrá a mansalva en la web. No hay grupos jóvenes que puedan tocar porque no se venden sus discos. No nos engañemos, un grupo sin disco no puede vivir sólo colgando sus canciones en la web, eso pasa sólo en casos que representan la excepción.
Me cuentan que, de todas formas, siempre queda un reducto de gente que compra discos, que vive la música y hace vivirla a quién se la proporciona, pero son minoría, la justa para mantener lugares como Goner Records (fantástica) o la otrora histórica Shangri-La, una tienda situada en medio de la nada a la que hay que acceder en coche si o si. Vale, son refugios que hacen partícipe de la ilusión a algunas jóvenes generaciones que lucen orgullosos en sus camisetas “Fuck Download” o “Vinyl kills MP3 industry”, pero algo es algo.




Me dolería profundamente que Memphis muriera culturalmente por unos desaprensivos piratas de la red, me niego a pensar que en el mundo del “todo gratis” no hay conciencias para salvar la cultura, que algunos gilipollas ladrando aquello de ”cultura gratis” no entienden que lo gratis debe ser la educación, pero no porque lo sea intrínsecamente, sino porque deben pagarla los gobiernos, ya que los que la imparten también tienen el derecho a cobrar, como los que crean arte, no para dejarnos claro que son más listos, mas guapos o lucen modelos de marca, sino porque tienen la necesidad de crear para hacer de esta mierda de mundo algo más bello. Dejemos que los artistas vivan de su arte y no que un listejo cuelgue sus obras en la red bajo el epígrafe de altruísmo cuando esto le genera una barbaridad de dinero vendiendo a empresas las direcciones de correo electrónico o números de móvil que exige para entrar en su página.
Pero confío, confío porque soy entusiasta, en que eso no siga ocurriendo; tenemos ejemplo en ciudades como San Francisco, Londres o Amsterdam, donde las tiendas y salas de concierto proliferan; espero que no corran la misma suerte que en Memphis, un templo del Rock 'n' Roll devastado por algo más poderoso y dañino que el Katrina: Internet.







miércoles, 15 de febrero de 2012

GRAHAM NASH, ADICTO A LA ESPERANZA

Inglés de nacimiento y californiano de adopción, Graham Nash fue uno de los adalides del movimiento hippie real, un confeso que buscó siempre la veracidad y logró un equilibrio entre su vida como músico famoso y su participación en actividades políticas libres de sospecha. Además, y aunque esto pueda parecer pueril, era un genio.


Miembro fundamental de los insignes Hollies en Manchester, suyas fueron algunas de las gemas más vibrantes de aquella generación que creció junto al apoteosis de los Beatles y que tenían muchas cosas que decir alrededor del sentimiento pop del Merseybeat, que aglutinó grandes nombres como Gerry & The Pacemakers, Herman´s Hermits, Searchers o los propios Merseybeats. Nash componía gran parte del material de Hollies y era una de sus voces mejor timbradas, pero sus inquietudes le tenían ocupado descubriendo otros senderos, tanto sonoros como sociales; eso le llevó a convencer a sus compañeros para adentrarse en terrenos psicodelicos en álbumes como “Butterfly” o “Evolution”. Fue entonces cuando descubrió un lugar en el mapa que vivía en otra galaxia, que transmitía una esperanza que se había agotado para todo aquél que creyó en movimientos como el comunismo, centrado definitivamente en crear estados de control que poco tenían que ver con los sueños de Marx.
4 DE LOS DISCOS FUNDAMENTALES DE HOLLIES CON GRAHAM NASH

Mucho daño han hecho los prejuicios y la terrible falta de información auténtica sobre el “movement”, un pensamiento que reúne la mejor visión de la izquierda del pasado, presente y futuro, donde las libertades no se imponen sino que se comparten, donde no hay doctrinas excluyentes, sino búsqueda de participantes en un estado completo y lúdico, que podía haber triunfado en una generación que se ilusionó y que tuvo, incluso, a políticos de renombre haciendo cambios desde dentro. El hippismo era abierto y cambiante, no tenía doctrinas cerriles que imponían sus estatutos sin posible cambio. Era un ideario aperturista y, como tal, causó estupor en los gobiernos americano y algunos europeos, que veían una posible revolución imparable. Las drogas y la imagen que de ellos se tenía fueron implantes de la CIA para desvirtuar la cosa. El 90% de los hippies no consumía drogas duras, de hecho estaban convencidos de que la misma naturaleza proporcionaba las sensaciones adecuadas para lograr instantes felices. La historia de que eran sucios y cosas aberrantes fueron también inventos del stablishment americano. Evidentemente el festival de Woodstock no ayudó mucho a la imagen, porque fueron ya los últimos coletazos del movimiento y se habían incorporado a la historia muchos advenedizos sin criterio ni convicciones, motivados por la pura y simple diversión. El último golpe del poder fue meterles la heroína, allí se acabó todo.

Pero durante un periodo de tiempo efusivo y colorista, el hippismo engendró grandes talentos, en todos los aspectos, desde los dibujos de Rick Griffin hasta los escritos de Tom Wolfe, aunque lo más sobresaliente fueron los cientos de sonidos que nos trasladaban a cosmos infinitos y generaron discos que hoy siguen siendo símbolos de las mentes más abiertas que jamás ha dado el rock.

La ciudad de la que hablo es San Francisco, un lugar donde todavía hay un poso de concepto hippie que deslumbra. Grateful Dead, Jefferson Airplane, Quicksilver Messenger Service y tantos otros eran sus mensajeros, como también un tipo que había llegado desde Inglaterra y cuyas canciones habían dejado mareados a congéneres como Neil Young, Stephen Stills o David Crosby, tres cabezas indispensables del sonido de la Costa Oeste. Graham Nash se unió primero a Stills y Crosby en un LP glorioso, donde sus aportaciones, mayor tintadas de pop que las de sus compañeros, eran pasteles de ilusión y melodía, a partes iguales, viajando desde el expreso de Marrakesh hasta los cabellos de una mujer de la que quedó prendado, la canadiense Joni Mitchell, que le supuso uno de los trastornos emotivos más grandes de su vida.
EL PRIMER LP JUNTO A STEPHEN STILLS Y DAVID CROSBY, EL "DEJA VÚ" YA CON NEIL YOUNG, EL FABULOSO DOBLE LP EN DIRECTO "4 WAY STREET" Y SU PRIMERA OBRA MAESTRA EN SOLITARIO, EL INCOMBUSTIBLE "SONGS FOR BEGINNERS"

Graham Nash permaneció junto a sus amigos lo justo para hacer obras maestras como “Dejà Vú”, en la que pedía una educación más libre para los hijos, o el inconmensurable doble disco en directo “Four Way Street”, que grabó cuando personalmente vivía un drama sentimental con Joni Mitchell.

Sus dos primeros discos en solitario recogen parte de la música californiana más excepcional de los 70, especialmente “Songs For Beginners” obra maestra que no tiene ni una sola fisura y que retrata la sensibilidad de un artista sin parangón, que deja claras sus intenciones y sus esperanzas en canciones como “Chicago”, donde profetiza que “podemos cambiar el mundo”. Le podemos acusar de iluso, pero no olvidemos que los mejores pensamientos siempre han venido de ideas a priori imposibles. Letras y sonidos en armonía que siguen pasando los años con un brío inusual. Temas como “Military Madness” siguen en pleno apogeo, tanto por lo que se dice en la canción como por su sonido, increíblemente indie para aquellos años.

Nash siguió su carrera con un segundo LP soberbio “Wild Tales”, aunque no tan monumental como su debut; luego se alió con su viejo amigo David Crosby y ofreció, año tras año, buenos ejemplos de su capacidad para hacer grandes canciones hasta que, obviamente, sus discos no fueron nada más que un velado reflejo de lo que fue.
LOS DISCOS QUE HIZO JUNTO A SU GRAN AMIGO DAVID CROSBY Y SU SEGUNDO LP EN SOLITARIO, OTRO GRAN ALBUM TITULADO "WILD TALES".

Pero ahí está su legado, ahora reivindicado por un buen elenco de músicos contemporáneos que ha reunido su hija, Nile, en un proyecto titulado “Be Yourself”, con participaciones estelares de Port O’brian, Brendan Benson, Vetiver, Jonathan Wilson y Bonnie Prince Billy, que se atreve con una adaptación en español de “Simple Man”, la canción que más se resiente de la relación con Joni.

Tanto Graham como sus hijos, especialmente, Nile, viven bajo prismas que no distan mucho de la ideología hippie, dentro de las posibilidades de un mundo tan inhóspito para los sueños como el que nos toca vivir ahora mismo.
Timothy Leary escribió “Confesiones de un adicto a la esperanza” en 1973, cuando el movimiento había sido vencido por el implante de la realidad, un libro descriptivo para todos aquellos que expandían su mente hacia planetas más coherentes, más solidarios y menos materialistas. Releyendo aquellas líneas, uno parece ver la descripción de almas sensibles como la de Graham Nash y, sólo en ciertos momentos, parece que el sueño pueda regresar. Ojala.
Juan Vitoria.