LA RADIO COMO SISTEMA DE COMPARTIR PASIONES

LOS 39 SONIDOS es un programa de radio que se escapa a las funciones tópicas de un espacio musical al uso. La idea es la de compartir sensaciones sónicas a través de un pequeño/gran club de apasionados por melodías creativas.
Combinando canciones del pasado con composiciones del presente, recuperando discos mágicos añejos y mezclando esos sonidos con algunos discos que surgen de ahora mismo y que nos dan a entender la necesitad de vibrar tanto con lo de antes como con lo que nos rodea, huyendo de las vulgares interpretaciones de las multinacionales, que corroen la creatividad.
Este es un programa de canciones, de buenas canciones, nuestras mejores amigas; pero también es un programa de gente que crea arte sónico, que hace discos eternos o, por lo menos, que son eternos durante un periodo que nos hace las cosas más dulces.
En fin, hablamos sobre sentimientos que provocan los decibelios, discos,canciones, discos y canciones.
LOS 39 SONIDOS se emiten cada lunes en directo, desde las 9 hasta las 12 de la noche y es grabado instantáneamente para ser colgado al día siguiente.
Pero, para degustar el programa en cualquier momento y desde cualquier lugar, lo mejor es ir a: http:los39sonidos.podomatic.com
Buen provecho!

miércoles, 25 de junio de 2014

15 ESTÍMULOS SONOROS PARA ENGRANDECER NUESTRAS EMOCIONES

Rockpile – Seconds Of Pleasure (F-Beat 1980)
Una de mis debilidades personales. Rockpile fue un grupo que se formó a partir de la ruptura de Brinsley Schwarz; Nick Lowe se reunió con su viejo amigo Dave Edmunds y decidieron darle forma. Pero tenían unos contratos que les ataban a sus respectivas compañías y el grupo no podía existir a nivel discográfico, sí en cuanto a directos, pero no podían sacar discos. Aquello les mermó hasta el punto de ir deteriorando la ilusión, a pesar de conseguir grabar al concluir dichos contratos. Cuando pudieron utilizar el nombre de Rockpile para imprimirlo en una portada, ya habían tenido sus momentos de excitación y estaban en proceso de hastío. Pero el álbum salió perfecto, eran demasiados años esperando grabar aquellas canciones que habían guardado celosamente y que en ningún Lp de Lowe o Edmunds habían aparecido. Hicieron una serie de giras apoteósicas, pero acabaron enfadándose; fueron muchos años esperando la oportunidad y se habían quemado. En cuanto al disco, es un compendio de rock con tintes clásicos, power-pop, nueva ola y adrenalina que aturde desde la primera escucha, con canciones que son gemas del sonido inglés de principios de los 80.
No hay duda, es, como ya lo había dicho, un LP perfecto.
La primera edición contenía un curioso EP con versiones de los Everly Brothers, pero eso era más bien una anécdota.



Kak – Kak (Epic 1969)
No fueron excluidos de la escena de San Francisco, pero no estaban en la misma dimensión que Jefferson Airplane o Grateful Dead, aunque sus premisas fueran más cercanas a las de Moby Grape o Quicksilver Messenger Service. Pero eran más folk que todos los citados, sin renunciar a los estímulos ácidos de su generación. Liderados por Gary Lee Yoder, guitarra y compositor, junto a Dehner Patten, el otro guitarra, llegaron incluso a aventajarse dentro de la psicodelia con un estilo paisajista en un entramado de guitarras bastante envolvente. Quizá el fracaso de su único LP les hizo desistir antes de tiempo, ya que en solitario nunca consiguieron nada. El LP es un tratado que huye de la ortodoxia psicodélica para adentrarse en campos líricos de excitantes momentos climáticos.



The Maze – Armageddon (MTA Records 1969)
De las profundidades del oscurantismo de San Francisco, un álbum que nunca fue representativo de aquella escena, por cuanto está trabajado con una densa capa de órgano y tensión. The Maze editaron sólo aquella rareza sónica a principios de 69, año del desencantamiento, cuando el movimiento psicodelico había perdido su identidad política (se la habían fulminado, mejor dicho). De alguna forma, ellos enlazaban los temas en el mismo estilo que unos Iron Butterfly, para hacernos una idea del tratamiento sobrecargado con el que se enfrascaban en sus composiciones. Un gran disco que llega, por momentos, a ser asfixiante.



Mickey Jupp – Juppanese (Stiff 1978)
Jupp era un viejo zorro del pub rock inglés; desde principios de los 70 estaba involucrado en diversos proyectos con grupos que lograron una notoriedad manifiesta entre la prensa especializada, no así entre el público, ya que sus ventas fueron exiguas. Primero fueron Legend, con tres discos redondos, luego fichó por Stiff y compartió cartel con Nick Lowe, Elvis Costello, Ian Dury o Wreckless Eric; allí grabó fascinantes discos en los que combinaba su experiencia de pub rock con la incipiente nueva ola. Este fue su primer disco en solitario, con una portada realmente jocosa, jugando con su apellido y con la comida japonesa (error grave, no es comida japonesa la que aparece en la portada, sino china, pero bueno...). El disco está regado de envidiables estribillos y canciones enérgicas que caminan entre el sonido tradicional británico y la fuerza de la New Wave. Como ayuda colateral estaban en la grabación músicos brillantes como Chris Spedding o Gary Brooker (Procol Harum). Realmente bueno.




Sam The Sham & The Pharaohs – Li'l Red Riding Hood (MGM 1966)
Domingo Samudio, era un texicano (porque así se les llama a los descendientes de mejicanos ya nacidos en Texas) que ilustraba el sonido tex-mex con tintes de rock-a-billy y garage. Sus discos eran tremendos, en ellos encontramos el sentido del humor clásico de los mejicanos y el desparpajo del combinado huracanado que le imponía a todos sus trabajos, en un batiburrillo de soul y demás especias antes citadas. Tuvo un enorme impacto con "Wooly Bully" una desternillante oda a la algarabía del estado más gigantesco de América, pero son sus posteriores discos los que contienen sus mejores composiciones y en éste, su cuarto LP, hay referencias a todos los simbolismos fronterizos, como "The Phantom", "El Toro De Goro (The Peace Loving Bull)" o la irresistible que da título a este excitante disco de mezcolanza mariachi y rockera.




The Aynsley Dunbar Retaliation - The Aynsley Dunbar Retaliation (Liberty 1968)
Tomaban el nombre de su batería, aunque eran una formación no dependiente de ningún músico por encima de otro. Era un grupo en plena eclosión del fenómeno de revisitación del blues en Inglaterra a finales de los 60, pero escapaban a la ortodoxia del movimiento. A pesar de estar conectados con John Mayall o Chicken Shack, su modus operandi era algo más ácido, por ello sus cuatro discos muestran una forma distintiva de ver el blues inglés con bastantes dosis de psicodelia. Posiblemente su primer LP (este) es el más acertado, donde se intercalan canciones de tinte purista con experiencias más aventajadas, como la canción que abre el álbum y que es una deformación velada de un tema de Donovan "Hey Gypt", con otro nombre y otra definición.http://www.youtube.com/watch?v=mhSd1teDuKc




Cupid's Inspiration – Yesterday Has Gone (Date 1969)
Uno de esos grupos que jugaban a la confusión, o al despiste, según se mire. Procedentes de Inglaterra, su adaptación del pop al estilo californiano, tintado de un claro objetivo sunshine, hizo que muchos pensaran acerca de su real ubicación. Pero sí, eran ingleses; con canciones regadas de la clásica inspiración americana y ese tipo de arreglos que condiciona el tema hacia una grandilocuencia almirabarada pero exquisita. Tuvieron un cierto impacto con la canción que sirve como título al LP, una versión blanqueada de Little Anthony & The Imperials, pero hay varias píldoras endulzadas en éste único disco que tuvieron la oportunidad de grabar. Se separaron, se volvieron a unir y se volvieron a separar y, mientras tanto, se les olvidó completamente. Su único disco tiene dos portadas diferentes, según sea la edición americana o británica. Yo tengo la Made in USA.




David Essex – Rock On (CBS 1973)
Comenzó su carrera como actor en obras teatrales donde la música era un factor primordial, aprovechando su bonita voz. Además de ser un buen vocalista, tenía maneras como compositor y quería escaparse de la etiqueta de "cara bonita", por eso construyó a su alrededor toda una infraestructura de músico capaz de llevar una evolución propia, sin el apoyo de la mass media, que siempre le vio como un atrayente modelo para adolescentes. Y, por aquellos tiempos, explotó el Glam en Inglaterra, que tomaba mucho del semblante del rock-a-billy cincuentón, algo que gustaba mucho a Essex. Al mismo tiempo que participaba en la obra músico teatral "Godspell", grabó su primer Lp, que coincide y mucho con lo que Marc Bolan hacía con T.Rex y lo cierto es que salió un disco brutal (realmente como los tres o cuatro siguientes, en los que demostró ser muy bueno), un trabajo redondo de rock clásico con efluvios de glam.




We Five – You Were On My Mind (A&M 1965)
Procedentes de la escena folk de San Francisco, estos universitarios de clase media/alta transformaron la esencia de la otra costa (el folk del Village neoyorkino) en un claro acercamiento al pop. Contaban con la bellísima voz de Beverly Bivens y con el hermano de John Stewart (Kingston Trio -Scott Mackenzie y John Phillips-) como músico de base. Tomaron canciones prestadas y algunas propias, pero lo que les catapultó a la fama fue la adaptación de un tema del dúo canadiense Ian & Sylvia, la canción que da título a su primer disco, un trabajo esmerado de folk dulce que sale airoso ante la comparación con la agresividad del otro bando. Una delicia.




Linda Perhacs – Parallelograms (Kapp 1970)
Es característico que un disco pase a formar parte del elenco de los álbumes elegidos por la crítica muchos años después de ser editado. Eso suele ocurrir, en general, con el arte aventajado, aquél que se exhibe de un modo tan atrevido que resulta incomprensible para su tiempo. Perhacs era una dentista de ascendencia británica que vivió la escena de California bajo un prisma tranquilo, nada de drogas, nada de reivindicaciones políticas, nada de sexo libre... ella era un ama de casa con unas sensibilidades especiales para la música, poseedora de una voz frágil, tenue y aterciopelada, que recreaba espacios abiertos sonoros tan embriagadores como difíciles de entender para los tiempos eléctricos que corrían. No era folk porque los ensamblajes estaban más cerca del rock, no era psicodelia porque su concepción se asemejaba al pop más ensoñador. En fin, no era nada fácil calificar aquél disco tan bello como sombrío, tan dulce como complicado. Lógicamente no pudo seguir con sus iniciativas musicales, hasta que treinta años después alguien dijo que aquello era una obra maestra. Y a ella le hizo gracia.




Commander Cody And His Lost Planet Airmen – Lost In The Ozone (Paramount 1971)
Ubicados en la zona industrial de Detroit, eran una excepción en la música de la Motor City, ya que sus parámetros rondaban acepciones Country o Western Swing. Formado por componentes que provenían de multitud de lugares de los USA, sureños, del norte, californianos y hasta de Nueva York, su primer LP fue un impulso divergente al clasicismo de este sonido, por eso lograron colocarse en festivales y el el circuito post-hippie (tenían mucho que ver con las puestas en escena de Grateful Dead). Además, eran terriblemente divertidos, sus conciertos eran una auténtica algarabía que aunaba rock, country, folk, blues e incluso ragtime. Descubrir discos como este, ahora mismo, es como aspirar una bocanada de aire puro libre de fragancias genéricas.




The Jetset – There Goes The Neighbourhood! (The Dance Network 1985)
Un píldora vitaminada para combatir cualquier atisbo de depresión. El primer Lp de este grupo, tildado de revivalista, que se metió en plena etapa sintética de los 80 con las medidas de sastre tomadas del pop de los 60, es algo más que un huracán de vitalidad. Paul Bevoir, compositor prolífico de gemas que conectaban con la ideología mod del 65 y con aquellos memorables estribillos del Merseybeat, construyó una banda a su medida que tuvo la osadía de rubricar cinco formidables discos contracorriente en una época hostil para la lírica. Y salió airoso del asunto, se divirtió y dejo un testamento optimista para las siguientes generaciones. Sus cinco discos son casi pluscuamperfectos, pero son de muy difícil localización, así pues no rechacéis una edición en doble Cd que lo contiene todo. En todo caso, algunos tuvimos la suerte de agenciarnos con estos discos en su momento, cuando la cosa de encontrarlos era más fácil. De matrícula de honor, amigos.




The Real Kids - The Real Kids (Red Star 1977)
Uno de los grupos de la escena punk de Boston que tenía mucho que ver con el garage. En realidad John Felice hacía melodías pop con mucha adrenalina y eso le hizo regenerar la escena bostoniana, que por entonces estaba bastante cerca del AOR, con grupos como Aerosmith mandando en las listas. Con mucho desparpajo y libres de arreglos superfluos, los Real Kids también se podían etiquetar en el movimiento del Power-Pop, ya que sus estribillos eran diáfanos y su actitud menos beligerante que los grupos punks. Aún tuvieron oportunidad de seguir sacando algún disco más, pero el ímpetu amateur de este Lp nunca lo superaron.




Albert Collins / Robert Cray / Johnny Copeland – Showdown! (Alligator 1985)
Hablar de Blues a mediados de los 80 es todo un atrevimiento; sus mejores logros como género se materializaron algunas décadas antes, pero el disco que nos atañe es un trabajo que tardó en realizarse hasta que tres guitarristas con distintos conceptos de la música negra se reunieron en torno a este LP. Tres generaciones distintas de bluesmen que coincidían muy poco entre sí, sólo que eran extraordinarios guitarristas. Collins es uno de los grandes de la electricidad, un heredero de los mejores, pero con el punch del houserockin', Copeland es tan versátil que mezcla sin pudor el clasicismo con el Soul e incluso influencias africanas y Cray es un estilista del movimiento, un sofisticado del blues que contrasta con la fuerza de los otros. Los tres crean un álbum fuera de su tiempo, con recreaciones de leyendas e impulsos propios. Puede que un disco de Blues de algunos años antes sea más auténtico, pero éste es un tratado modernista de un estilo que debería ser eterno.
Un monumento contemporáneo a una forma musical histórica.




Jack The Lad – It's... Jack The Lad (Charisma 1974)
La primera escisión de los fabulosos Lindisfarne trajo a Jack The Lad. Ellos fueron una consecuencia lógica de la doble evolución que partió la banda nodriza en dos; por un lado Alan Hull, que se apartó del folk tradicional y se adentró en terrenos de rock con aristas psicodelicas y por otro Simon Cowe Y Ray Laidlaw, que seguían fieles a buscar las raíces del sonido irlandés o escocés. Ellos venían de la zona de Newcastle, cercana a la frontera escocesa y se apasionaban por los sonidos folk de toda la parte norte de las islas. El primer LP de Jack The Lad es tan brutal como los mejores de Fairport Convention, Incredible String Band o Steeleye Span, pero más divertido y el uso de fiddle está más centrado en la herencia irlandesa. Pero no sólo es un disco de folk, los ramalazos rock pueblan también sus canciones, haciendo de este álbum un trabajo memorable.